Este sábado 30 de mayo se cumplen 33 años del día en el que el Valencia CF logró de forma matemática el retorno a Primera División. Ganó al Recreativo en Mestalla por 2-0 y Quique Sánchez Flores, protagonista en VCF Media, fue uno de los grandes artífices de aquella gesta que devolvía al Club de Mestalla a la elite del fútbol español una temporada después del ascenso. “Desde 1984 que llegué ha llovido mucho ya, son muchos años. Estoy feliz, feliz de participar tantos años de la historia del club que soy desde muy pequeñito, desde que Alfredo Di Stéfano empezó a mandarme camisetas en los años 70. La verdad es que es un placer formar parte de la historia”. Fue jugador del Valencia CF durante diez temporadas, en las que jugó más de 300 partidos oficiales, además de técnico en el banquillo blanquinegro.
¿Cómo se sufre más, como jugador o entrenador?
Se sufre más como entrenador. Como jugador no se sufre nada, ya que se disfruta hasta la última gota. Es una cosa totalmente distinta, vamos, nos divertimos, entrenamos, nos juntamos con los jóvenes, los amigos, nos vamos a casa y sólo nos preocupamos de entrenar al día siguiente, deseando que llegue el fin de semana. Como entrenador las preocupaciones no cesan, estás todo el día pensando en el partido, en los jugadores, en manejar el grupo, en que no se te caiga, inyectarles todo lo posible, en transmitir, es una cosa totalmente distinta.
¿Cómo era aquel Valencia CF del ascenso?
A la nueva generación de valencianistas le diría que aquel equipo representaba muy bien al Valencia CF, porque éramos un equipo donde la mayoría de los chicos éramos de la casa. O nos habían firmado muy jóvenes tipo Chato Arroyo con 18 años o a mí con 19, o habían crecido en la cantera como Fernando Giner con 19 años, Fernando Gómez con 19, Voro igual 21. Luego llegó Alcañiz muy joven, Emilio Fenoll también subió de la cantera, Salva Revert... Éramos mucha gente joven intentando sostener un cambio, sostener un cambio en un momento difícil del Valencia CF, en el que habíamos tocado fondo y que había que rearmarse. Creo que la generación de hoy estaría muy orgullosa de aquel Valencia CF que logró el ascenso, de sentir tantos valencianos o casi valencianos en el equipo desde tan pequeñito y, seguramente, habrían disfrutado mucho de este equipo, lo hubiera reconocido muy bien.
Hombres de la casa sacaron al equipo de una situación muy complicada ¿verdad?
Así fue. No había otra posibilidad, el Club no tenía, no podía rearmarse de otra forma. Los veteranos que quedaban eran buenos. Teníamos a Ricardo Arias, a Sempere, teníamos a Miguel Ángel Bossio, tipos muy curtidos, pero eran la minoría, eran los que nos apoyaban, enseñaban, nos empujaban. Nosotros teníamos una gran cantidad de jugadores jóvenes que, realmente, creo manifestaba muy bien cuál era el sentimiento en ese momento del valencianismo. Y eso lo notábamos. No me quiero olvidar de Fernando Gómez, que era el gran capitán y que era un genio. Y Alcañiz también. Y Subirats, mi compañero en esa banda derecha y de todo ese año.
¿Cómo era Alfredo Di Stéfano?
Di Stéfano sería el Ferguson argentino-español, porque era una cosa diferente. Nosotros aprendíamos cada día con Alfredo. Es como si ahora una generación joven de futbolistas o aficionados lo va a entrenar Maradona, o Messi, o el mejor jugador del mundo veinte años antes. Eso es lo que pasa con Alfredo cuando viene en los 80. Viene de ser el mejor jugador. Para nosotros era una figura admirable, muy respetable y que aprendíamos a base de ejemplos, anécdotas, historias que nos contaba. Era una figura que admirábamos, idolatrábamos y nos divertíamos mucho porque era un tipo muy divertido. Realmente fue muy importante tanto en la transición, fue una figura importante porque la respetaba todo el mundo.
¿Qué importancia tuvo el técnico y los jugadores veteranos?
Era necesario la figura del líder, del hombre que debía guiarnos. Detrás de Alfredo los siguientes a continuación iban Javier Subirats, Ricardo Arias, Sempere, Bossio…, eran tipos que nos generaban un respeto. Pero en el fondo nos sentíamos todos culpables de esa situación, nos sentíamos muy responsables de tener que devolver al equipo a una situación histórica a la que de alguna forma nosotros habíamos respondido la temporada anterior. Le gente joven estuvo a la altura de los demás, del líder Alfredo, de los veteranos que dieron el callo. Fue la forma de llegar a la gente.
¿Cómo fue esa Liga en Segunda División con eliminatoria por ascenso incluida?
Fue una campaña que se pudo haber hecho muy larga, porque hubo ‘play-off’, pero afortunadamente no fue así. La asumimos desde la responsabilidad, de tener que estar sólo ese año en Segunda y subir que no era fácil, pero asumimos la responsabilidad. Empezó bien ganamos en Figueras 0-1, pero recuerdo un momento de la primera vuelta en la que perdimos con dos filiales Barcelona Atlético y Bilbao Athletic y entramos en un momento un poco de depresión. Estábamos jugando bien, era un equipo alegre, joven. Fue entonces aquella famosa portada de uno de los periódicos valencianos, que nos sacaron todos vestidos de bombero torero, porque Di Stéfano, cuando acabó el partido ante el Bilbao Athletic en casa, que perdimos 0-1, le preguntaron por el espectáculo y dijo ‘quién quiera espectáculo que vaya a ver al bombero torero’. Salimos retratados absolutamente toda la plantilla, nos reímos mucho. Por un tiempo se vetó el periódico, pero nos reímos mucho en el vestuario.
¿Qué recuerda de ese choque en Mestalla?
Fue un partido cargado de la emoción, pero acabamos muy bien la temporada. Teníamos la sensación de que ese partido era contra un rival que preparaba Espárrago, un grandísimo entrenador que tuvimos después. Le habíamos ganado bien en Liga, 5-1 si mal no recuerdo, pero estábamos en un ‘play off’ y lo único que valía era ganar. Teníamos lógicamente la presión de jugar en casa, no podíamos fallar, pero era el partido clave. Salimos super concentrados, jugamos muy bien. En el primer tiempo no fuimos capaces de abrir el partido. En el segundo tiempo Fenoll, de un disparo desde fuera del área, nos encauzó y yo definí tras una serie de rechaces a un lado. Era una temporada donde había tenido mucha confianza. Había metido muchos goles, éste era el noveno gol de la temporada para un lateral. Nos abrazamos, la afición se volcó, saltó luego al campo y celebramos el regreso al lugar del que nunca nos deberíamos haber ido.
¿Qué importancia va a tener la mentalidad en este final de temporada?
Ahora parten todos los equipos de cero. Ha habido tiempos en los que, de alguna forma, ha habido un poco de crítica positiva o negativa de cómo llegan los equipos a los momentos importantes. Llegó bien físicamente este equipo, llegó regular, mal. Pero ahora todos llegan igual, parten de cero, no han tenido mucho tiempo, tienen que adaptarse, no queda otra, hay que mentalizarse. No vale decir es que los tres primeros partidos, si no ganamos, vamos a crecer igualmente. Eso ya no existe, esos once partidos son muy importantes, todos los puntos cuentan. Es adaptarse sí a sí, no hay otro escenario, la velocidad que tienen que coger los equipos es máxima desde el primer momento. Desde el primer momento hay que ponerse las pilas.
Fútbol en 32 días. ¿Habrá que ir a tope desde el inicio?
Sí, porque no hay margen de error. Vamos a tener la sensación como espectadores de ver una especie de Mundial, de Eurocopa. Vamos a tener partidos todos los días, esto para el espectáculo es fantástico y no habrá margen de error. No hay que calcular.