Potencia física, elegancia en el toque, inteligente en la lectura del juego, buen sentido de la anticipación, esfuerzo máximo en cada balón… Mestalla se rindió a los pies de Francis Coquelin tras una clase magistral en la línea medular, propia de guardar y visualizar sin descanso en las escuelas de fútbol. Todo lo hace con criterio con un único fin, ayudar a sus compañeros y por extensión al equipo que, como la afición valencianista, valora su rol en un Valencia CF que cotiza al alza tras dos triunfos consecutivos en LaLiga.
“Desde el primer día que llegué Mestalla me ha hecho sentir querido. Intento dar cada partido lo máximo para el equipo y para ellos, y cuando eso ocurre me siento orgulloso de poder vestir esta camiseta cada partido. Es muy especial”, reconoce Coquelin en referencia a cuando la afición coreó su nombre. Su recital no dejó indiferente a nadie.
Se encendía la alarma para recuperar un balón y Coquelin aparecía; se producía una pérdida en la línea medular y Francis desplegaba todo su potencial físico en ayuda del compañero para mitigar cualquier atisbo de peligro del rival; si había que ir a una disputa aérea, el francés se subía a una escalera para ganar el duelo; cuando llegaba el balón a su área de influencia y la mejor opción era un pase en largo, Coquelin no lo dudaba y le daba precisión a la entrega… Incansable.
Y el Valencia CF venció, un triunfo que el centrocampista francés califica de “importantísimo. Respondimos bien en un partido difícil contra un Alavés que siempre compite. Esta victoria nos va a ayudar en Mestalla, porque necesitábamos también una victoria en casa y la afición volvió a estar muy bien con nosotros, apoyando desde el minuto uno. Es una victoria importantísima antes de ir a enfrentarnos al Atlético con el objetivo de intentar ganar”.
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